El penacho de Moctezuma
La autora es Especialista en Derechos Humanos, Democracia, Niñez y Política Pública.
Traer a México el tocado de plumas de quetzal engarzadas en oro que actualmente se encuentra en Austria y que supuestamente usó Moctezuma, es decir, recuperar esa y otras piezas históricas para celebrar en un futuro el bicentenario de la Independencia de México, tiene sentido.
Si no fuera porque la crisis sanitaria a causa del virus del Covid-19 ha provocado de una u otra manera miles de bajas en las escuelas del país, no sólo en la Educación Media Superior, sino también en la Educación Básica.
No en vano se han creado programas institucionales en algunos estados para hacerle frente, precisamente, a una nusitada deserción escolar.
Esta pandemia mundial que no hemos superado, nos queda claro, vino a forzar una nueva normalidad en la que, para dar continuidad a la educación se requiere como mínimo, contar con recursos como Internet, computadoras y/o televisiones en los hogares.
Por tanto, ir tras el Penacho de Moctezuma a Europa, prestarle tantísima atención a un asunto de ese tipo, definitivamente tendría sentido, si ignoráramos la terrible deserción escolar, pero también, si dejáramos de lado que actualmente y en este país, niñas y niños con cáncer no tienen acceso a sus tratamientos oncológicos, mucho antes de la llegada del Covid-19 a México, esto, por “razones” o más bien excusas diversas, la última que vi en las noticias, por cierto, decía del robo a una bodega por parte de un grupo armado.
En fin, en un país como éste donde suceden este tipo eventos, sin hablar de las madres que escarban y buscan por todo el país y por su propia cuenta, los restos de sus hijos e hijas desaparecidas, y los feminicidios, la violencia contra la mujer que no para, nos estremecen, porque tocan las fibras más sensibles.
Es por ello que nos indigna tremendamente que la esposa del Presidente viaje a Europa con una misión tan irrelevante, si se contrasta con la realidad que se vive en el país.
Evidentemente, y aunque no haya aceptado ser Primera Dama, tiene poder e influencia sobre los asuntos públicos de México y lo más sensato sería verla coadyuvando con los temas más sensibles.
El asunto del Penacho, no puede ser prioridad, ante vulneraciones gravísimas de derechos humanos a pacientes oncológicos, entre otras tantas contra diversos grupos de la población mexicana.
Estos asuntos nos tienen a la ciudadanía a la expectativa de la reacción del Gobierno.
Ojalá que las autoridades logren comprender la indignación que ha provocado este asunto del Penacho, desde un sentido positivo: existen prioridades o debiera haberlas, basta con echarle un vistazo al Artículo Primero constitucional.
De igual forma son muy necesarias las lecturas sensibles de los problemas del país.
La autora es Especialista en Derechos Humanos, Democracia, Niñez y Política Pública.