El chisme

El autor es director de Humanidades en el Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte

En nuestro país, como en cualquier parte del mundo, le dedicamos diariamente mucha energía al chisme.

Esta inadecuada costumbre consiste en compartir información o noticia acerca de alguien con el objetivo de destruir o dañar.

Tiene su raíz en el Hebreo raquil que significa “el que critica”, “que viaja a todos lados”, “murmurador”.

Asimismo el chisme tiene la característica que va aumentando el contenido de la información a medida que pasa de boca a boca, destruyendo todo a su paso, dejando víctimas y muchas veces el daño que causa es irreparable.

Este inadecuado hábito de hablar mal del prójimo se practica en todos los terrenos, ya sea en la familia, con los amigos, en el gobierno, en las empresas privadas, en el barrio, en la organización civil o en el partido político de cualquier corriente ideológica.

Desgraciadamente, en nuestro país las palabras difamación y calumnia no tienen ningún significado ni importancia.

Ya es tan común para nosotros difamar y calumniar que lo hacemos permanentemente en todas partes y a todas horas.

Hemos encontrado en el “mitote” una de las maneras más sencillas y cobardes de hacer daño.

No reflexionamos que causamos daños económicos, sociales y morales a las personas y a sus familiares o a las organizaciones e instituciones de las que hablamos.

No importa si es cierto o no lo que decimos de las personas, lo importante es que no tenemos derecho a hablar mal de nadie.

Es paradójico que los programas televisivos con más rating tengan como centro de la información entrometerse en la vida privada de los famosos y no tan famosos.

Es curioso que los gobiernos paguen miles de pesos mensuales a comunicadores para “golpear” a sus enemigos políticos con mentiras y difamaciones o que eviten que esos comunicadores hablen mal de los servidores públicos en el poder.

México es una sociedad que en ciertos sectores no se tiene capacidad de crítica constructiva, inteligente.

Somos una sociedad que no tiene el hábito de leer ni el interés de cultivarse ni informarse.

Ante esta situación es imposible que seamos capaces de hacer cuestionamientos, críticas y reflexiones de calidad y constructivas.

Esta situación la vivimos en todos los ámbitos de la vida comunitaria.

Somos una sociedad que por su nivel cultural y educativo está expuesta a ser manipulada permanentemente de la manera más infame y vulgar, desde el uso de los chismes hasta la desinformación.

Una prueba de lo anterior es que creemos todo lo que nos dicen de una persona o institución y lo damos por hecho sin cuestionar en lo más mínimo de la veracidad de dicha información.

Debemos tomar conciencia del mal que causa el chisme, ya que éste sólo promueve división y discordia entre la gente y le infunde una actitud pesimista.

Una sociedad no puede salir adelante si es presa de intrigas.

Debemos desterrar este mal hábito de nuestra cultura, ya que nuestra empresa, nuestra familia, tienen derecho a tener mejores oportunidades de desarrollo.

Usted, ¿qué piensa?

“Un chisme es como una avispa; si no puedes matarla al primer golpe, mejor no te metas con ella”: George Bernard Shaw

El autor es director de Humanidades en el Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte

Presidente de Grameen de la Frontera.

Coordinador del Programa de Liderazgo de Jóvenes RYLA en el Distrito 4100 de Rotary International.

@rafaelroblesf