Eduquemos a nuestros hijos
El autor es Licenciado en Ciencias de la Comunicación.
El otro día salí a la calle y miré a los hijos de mi vecino, niños entre cuatro y seis años, quienes jugaban en la baqueta como cualquier otro pequeño de su edad, pero en ese momento vieron un gato al cual empezaron a corretear y posteriormente a aventarle piedras.
No fue la única ocasión que miré que esos niños maltrataban a un animal, posteriormente lo hicieron con un pequeño perro que pasó junto a ellos y al cual, sin piedad alguna le empezaron a arrojar piedras, hasta que se marchó.
No sé de dónde consiguieron piedras, pues es banqueta y pavimento, pero sí sé que en ese momento no pude evitar enojarme y llamarles la atención, porque no soporto el maltrato y en ambos casos se trató de dos cachorros.
No pude evitar recordar cuando mis hermanas siempre recogían perros o gatos de la calle por que les daba lástima, y siempre, en varias ocasiones llegaban con algún animal a la casa, mismo que luego teníamos que regalar porque no podíamos quedarnos con todos.
¿A qué voy con esta comparación? bueno, primero a que está claro que en el primer caso el amor y el respeto a los animales es completamente nulo, mientras que en el segundo caso deja ver el amor de esas niñas (mis hermanas) hacía las mascotas.
Partiendo de esa premisa, queda claro que el amor hacía los animales, el respeto hacía ellos, es una cuestión de valores, valores que se inculcan en casa, que se enseñan, que se transmiten por nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros tíos.
No es posible que veamos a nuestros hijos maltratar un animal y tomarlo así, a la ligera, cómo si no pasara nada. No señores, desde mi muy particular punto de vista, somos los grandes quienes debemos fomentar esos valores hacía nuestros pequeños.
Inculcar en ellos el amor y el respeto hacía los demás, hacía los animales, hacía el medio ambiente, para que el día de mañana sean gente de bien y no esos delincuentes que sin piedad alguna hacen daño a los demás.
Somos nosotros los responsables de sembrar en ellos esa “semillita” de nobleza en sus corazones, para que no se vayan por el “mal camino”, para que respeten a sus semejantes.
Hoy en día, es muy triste enterarte a través de las noticias que “fulano”, “mangano” o “perengano” mató a un perro, a un gato u a otro animal, nomás por que le dio su regalada gana.
No, hay que estar atentos a lo que hacen nuestros hijos, hay que enseñarlos a respetar y respetar es a todo, a las personas, a los animales y al medio ambiente.
Afortunadamente en ese tenor, al menos acá en la capital de Sonora se castiga a esas personas que maltratan cruelmente a estas mascotas, incluso en los últimos años se ha condenado a personas que han cometido ese delito. Además de que las asociaciones protectoras de animales están muy vigilantes.