Desde el exilio: El hombre extraño
El autor es odontólogo originario de Culiacán, Sinaloa.
Lector querido, déjame compartirte unas cosas sobre un amigo mío, no te quitaré mucho tiempo, no lo vas a creer, seré breve.
Hace dos días, yo iba en mi auto rumbo al trabajo y en el estéreo puse un disco de Silvio Rodríguez, ese donde ofreció un recital majestuoso en Santiago de Chile en 1990. Cuando sonaron las primeras notas de la canción: el hombre extraño; me dio un golpe de nostalgia porque me acordé de mi amigo, él también es un hombre muy extraño, déjame contarte, quizá también lo conozcas.
Era el año 2018 y el Instituto Vanguardia organizó su Copa Cougar. En dichos festejos estaban programados partidos de futbol con participación de los padres de familia; mis hijos me insistieron que me presentara a jugar futbol, así que me presenté en el plantel Colosio para participar, fue una semana donde jugamos tres partidos contra distintos colegios de la ciudad.
Fue entonces cuando la buena fortuna me dio un golpe de frente, un golpe seco, frío, eléctrico, ahí estaba él, con uniforme de futbolista y con lentes deportivos.
Ahí fue donde lo conocí y yo no tenía idea que esté hombre extraño me iba a presentar a mi nueva familia.
Él se me acercó y sin titubear me invitó a jugar en un equipo de futbol.
• Oye, yo juego en un equipo de futbol, los sábados, te invito a entrar, ándale, los juegos son por la tarde después del trabajo.
• No puedo, estoy en triatlón y no está en mis planes jugar futbol.
• Mira, lleva tu IFE, hazte una foto con el celular y me la envías por WhatsApp, pásame el número de tu celular.
No le dije que sí, pero él lo tomó como algo hecho, yo no supe qué decir. Cómo ya te he dicho, un hombre muy extraño.
Cuando llegué para el primer partido con exvenados él me lo puso todo fácil, así que el equipo me recibió muy bien.
En las semanas siguientes me enviaba mensajes para estar el pendiente de mí, garantizándome que cualquier cosa que yo ocupará se lo dijera y él me iba a ayudar, ya te dije, un hombre muy extraño.
En el transcurso de los partidos me di cuenta de su liderazgo en el equipo y de la influencia que tiene sobre el entrenador. De manera que supe que tenía que respetarlo de manera diferente.
Aunque siempre está bromeando y con el celular en la mano todo el tiempo, aún así está trabajando, vendiendo y promocionando cosas, sabe de todos y de todo, cualquier cosa que se necesita él siempre está al frente y aunque los compañeros del equipo le hacen bromas pesadas, es la manera de decirle que lo respetan y lo aprecian mucho.
Un hombre de verdad muy, muy extraño, nunca paga las apuestas y es aficionado a los Pumas de la UNAM, pero siempre está pendiente de las Águilas del América, nunca he entendido esa forma de ser.
Si tú lo conoces sabes que no miento, es de esos amigos que son para toda la vida, de los que perduran, de los que valen, de los de verdad, como te he dicho, un hombre muy extraño.
Yo tuve suerte y le agradezco a la vida que me pusiera en mi camino a ese hombre extraño. Desde entonces mis sábados son días de futbol, de amigos, de hermandad.
Encontré un clan, una familia y fue gracias a ese hombre extraño de nombre Antonio Cabuto.
Si tú lo conoces, cuídalo, y si lo miras por la calle mándale mis saludos, dile que lo estoy buscando. Pero sobre todo, si tienes la dicha de ser su amigo, déjate llevar por su magia y sus locuras. Ya te dije, es un hombre extraño.