Confinamiento: ¿qué hago con tanto?

La autora es profesora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte y Directora de Agrupación George Papanicolaou Hermosillo.

En México han transcurrido más de 80 días desde que se inició la jornada de sana distancia, el 23 de marzo, y desde esa fecha, la forma en que vivimos, estudiamos y trabajamos ha sido muy diferente para todos, incluso para quienes laboran en actividades esenciales.

Hay cosas importantes que han quedado en evidencia:

La educación “a distancia” puede no ser tan distante cuando se tienen las herramientas y habilidades necesarias; aprendimos además que el home office no es una medida tan descabellada y poco productiva como se solía creer; hacer un alto y dejar en pausa todo, no es tan difícil.

En esta realidad, la tecnología ha jugado un papel muy importante, poniendo al alcance un clic miles de posibilidades.

Las editoriales abrieron de manera gratuita el acceso a sus contenidos, las plataformas de educación pusieron a nuestro alcance miles de cursos y diplomados, las redes sociales se han saturado de expertos que están compartiendo sus conocimiento con otros.

Me atrevo a decir que nunca en la vida, habíamos tenido acceso a tanto.

La cuestión es que no todos tenemos claro qué hacer con todo este conocimiento al que estamos expuestos:

¿Desarrollo una nueva habilidad?

¿Fortalezco los conocimientos de mi área?

¿Aprovecho a los expertos o inicio un viaje acompañado de novatos como yo?

¿Debería aprender un idioma nuevo?

Todas estas son una serie de interrogantes que deberían pasar por nuestra mente, pero no siempre es así.

Estamos por primera vez en muchos años, enfrentándonos a ser dueños de nuestro destino:

Hoy podemos hasta cierto punto controlar nuestro horario laboral, aprovechar los tiempos que desperdiciábamos en los traslados de un sitio a otro y planear hacia dónde queremos que camine nuestra formación y profesionalización.

¡Tenemos una oportunidad única!

Recuerdo el entusiasmo de los primeros días de confinamiento:

Las personas hablaban de los miles de cursos que tomaban, del acceso a todo el conocimiento que había a través de los podcast, webinars y transmisiones en vivo, e incluso cocinar se convertía en un reto que se disfrutaba diariamente.

Transcurrido el tiempo, nos damos cuenta que veces “mucho” puede ser un problema.

La cocina empieza a cansar, las invitaciones a webinars a agobiar y paradójicamente, en muchos casos seguimos sin encontrar el rumbo.

Llegó el momento de volvernos selectivos, de tomar decisiones y aprender a decir No.

Es imposible tomar todos los cursos, leer todos los libros y aceptar todas las invitaciones que recibimos; en este nuevo abanico de posibilidades debemos aprender a encontrar aquellas que nos son útiles, pero sobre todo aquellas que nos hacen felices.

Toma ese curso que siempre quisiste aunque no tenga nada que ver con tu carrera; aprende a priorizar aquellos eventos virtuales que son necesarios para el desarrollo de tu trabajo y descarta el resto.

El volverte selectivo en el entorno virtual puede ser un buen ejercicio de práctica para que una vez concluido el confinamiento, podamos tomar realmente el timón de nuestra vidas y no sólo flotar, como lo veníamos haciendo.

El mundo ha cambiado y este millón de posibilidades que tenemos en el entorno virtual, sin duda seguirán presentes una vez concluida la pandemia, por ello, es momento de que empecemos a decidir qué queremos hacer con todo esto.

¿Lo tienes claro?

La autora es profesora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte y Directora de Agrupación George Papanicolaou Hermosillo.

@PaulaTakashima