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Entonces un montón de señoras cuarentonas decidieron que era hora de ir a ver a Luis Miguel al Auditorio Nacional porque pues, obvio.

Todo comenzó de la manera más normal posible, el muchacho arrancó con una de esas canciones de las cuáles sólo sus tías se saben el nombre, siguió con una que seguro pasan en El Fonógrafo y justo cuando terminó la tercera canción que se despide y nadie nunca más lo volvió a ver.

¿Qué pasó? Pues según el sonido local, esto:

“Por causas de fuerza mayor, el concierto no podrá continuar, por cambios de clima y temperatura en los último conciertos, en nombre del señor Luis Miguel ofrecemos una disculpa y reprogramaremos la fecha”.

Ah, cámara.