Oaxaca: la corrupción de Gabino Cué involucra a PAN, PRD y AMLO

Impulsado por la prensa militante --sobre todo Carmen Aristegui-- por representar la alternancia y transición a la democracia, el hoy exgobernador oaxaqueño Gabino Cué Monteagudo se fue a su casa con tranquilidad, pero dejando atrás un estado en peores condiciones que las que denunció a su antecesor Ulises Ruiz Ortiz.

Corrupciones al por mayor, saqueo impune de las arcas públicas, mayor pobreza y marginación del pueblo, funcionarios enriquecidos sin pudor, finanzas públicas quebradas, asesinatos, represiones y los mismos problemas que heredó, aunque potenciados serían el saldo del gobernador de la esperanza, del candidato de la transición y del hombre que iba a rescatar a Oaxaca.

Candidato y gobernante por la alianza PAN-PRD, hoy estos dos partidos se hacen los distraídos para no compartir el fracaso político de Cué. Y lo peor para el PAN y el PRD estuvo en el hecho de que el fiasco de la administración de Cué fue la victoria del PRI en las elecciones y su regreso al poder.

Lo que va a definir la gubernatura del nuevo mandatario Alejandro Murat Hinojosa será la forma en que revisará las cuentas irregulares de la administración de Cué, cuyas cifras hablan de robo impune de los recursos públicos de uno de los estados más pobres de la república. Basta comparar la fortuna y recursos acumulados por los funcionarios de Cué con la situación de miseria de la mayoría de los oaxaqueños.

De acuerdo a los primeros indicios, el nuevo gobernador Murat tiene la suficiente información de irregularidades para colocar al gobernador Cué en la lista de exgobernadores delincuentes como Javier Duarte, Roberto Borge, Rodrigo Medina y César Duarte, y los oaxaqueños están a la espera de que comiencen los expedientes judiciales. El símbolo de la corrupción del gobierno de Cué es Jorge Castillo, quien acumuló una fortuna personal de decenas de millones de pesos producto de sus tareas al lado o detrás de Cué. En los EE.UU. hay denuncias de lavado de dinero. Y en México existen testimonios de cobros de comisiones, negocios en directo y de plano el robo directo de recursos públicos. Y está el caso de Germán Tenorio, un médico que en la campaña de hace seis años se desgarraba las vestiduras de honestidad y que fue cesado como secretario de Salud por corrupción.

Los corresponsables de la gubernatura de Cué deben de asumir su cuota de desprestigio: el PAN, el PRD y sobre todo Andrés Manuel López Obrador que le hizo de la mano la campaña a Cué convirtiéndolo en el adalid de la honestidad y prometiendo que sería diferente. Lo grave de Cué es que Oaxaca es hoy peor que antes. 

Al gobierno de Murat Hinojosa se le va a calibrar en el tema de Cué: o finca responsabilidades penales como a Duarte de Ochoa o va a ser señalado por su falta de decisión. Y lo tiene que hacer porque Murat Hinojosa recibió un gobierno estatal no sólo saqueado sino con licitaciones adelantadas de negocios que seguirán rindiendo beneficios a los exfuncionarios de Cué cuando menos por tres años más; a ese grado llegó la corrupción en Oaxaca: dejar comprometidos contratos hasta el 2020.

Y hay más: Cué engañó a los maestros de la Sección 22 y prometió al pueblo de Oaxaca resolver el conflicto, pero se fue dejando el conflicto en peores condiciones.

Política para dummies: La política es el arte de prometer hacer todo bien, pero hacerlo mal, salir con impunidad y que nadie pueda ajustarle cuentas.

Sólo para sus ojos:
Severa advertencia del Defensor de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca: Cué será responsable de la violencia que pueda haber hoy en la toma de posesión del nuevo gobernador Alejandro Murat Hinojosa, según oficio en el que vislumbró intenciones de violentar la ceremonia.

Para los que lo dudaban, Donald Trump va en serio: frenó el traslado de otra empresa de los EE.UU. a México. Y aquí siguen a la espera de que el presidente electo sea más benevolente. Lo que queda aquí es replantear la política comercial del tratado.

La jugada pareció un ingenuo póker abierto: el nuevo procurador designado desde Los Pinos sería en automático el fiscal del estado. La presión social y del PAN logró romper ese camino. Y el resultado será peor: el próximo fiscal y el encargado del sistema nacional anticorrupción van a ser contrarios a los intereses presidenciales. Y todo por mover piezas con ingenuidad.

Inquietud e irritación por los nuevos consejeros nacionales del PRI que llegaron directo del gabinete presidencial. Ahí se va a cocinar la candidatura del PRI para el 2018. Y puede haber sorpresas para los que quieran ser sorprendidos porque todo indica una sucesión típica de los tiempos del neoliberalismo.

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