Romper el espejo
Romper el espejo, escribe Pbro. José Martínez Colín en #VivirEnCristiano
1) Para saber
Si se visita el lugar donde nació Jesús, en Belén, causa extrañeza que la entrada sea de poca altura, para entrar hay que inclinarse. Se dice que fue porque durante el tiempo de las Cruzadas, los musulmanes invadían los lugares sagrados y entraban a caballo. Para evitarlo la tapiaron y dejaron una pequeña puerta en que solo se entra inclinándose. Es significativo que para acercarse a Dios se requiera hacerse pequeños, ser humildes.
El Papa Francisco nos invita a acercarnos con la imaginación a Belén, imitando la actitud de los primeros que llegaron a adorar al Señor: los pastores y los magos del Oriente. Ambos pudieron encontrar a Jesús gracias a su humildad. Los pastores, aceptando plenamente el anuncio del ángel, y los magos, dejando sus comodidades y rutinas. Sin humildad no encontraremos nunca a Dios. Porque la persona que no tiene humildad no tiene horizontes delante, solamente tiene un espejo: es el espejo de la vanidad, de la soberbia, de mirarnos a nosotros mismos. Pidamos al Señor que rompa el espejo y para mirar hacia el horizonte, donde está Él, enfatizó el Papa.
2) Para pensar
En los pastores y magos descubrimos las maneras propias para acudir al Señor. Encontramos seis actitudes que comienzan con la letra “a”, por lo que podemos llamarla, «La fiesta de las “a”». Ellas son:
a) Asombro: Un acontecimiento único en la historia. Un gran milagro que la Virgen conciba y dé a luz al Hijo de Dios.
b) Alabanza: los ángeles cantan alabanzas a Dios en su aparición a los pastores. Se recogen en la oración “Gloria” que recitamos las fiestas litúrgicas como los domingos: “Gloria a Dios en el Cielo y paz en la tierra…”
c) Adoración: los magos reconocen que es Dios quien nace, y expresan: “porque hemos vista su estrella en Oriente y hemos venido a adorarle”. Una vez hallado, nos dice el Evangelista que “postrándose le adoraron” (Mt 2, 11).
d) Alegría: el ángel a los pastores: “Mirad que os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo” (Lc 2, 10). Nació nuestro Salvador que nos abre las puertas del Cielo y nos consigue el perdón de nuestros pecados. El motivo de la alegría es ser amados por Dios.
e) Agradecimiento: Siempre hemos de dar gracias a Dios por tantos bienes que nos da. Con mayor razón a Jesús por su Encarnación que nos reconcilia con Dios y nos posibilita ser sus hijos.
f) Amor: La razón por la cual el Verbo se hizo hombre fue por amor a nosotros: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito” (Jn 3,16). Este amor tiene un nombre y un rostro: Jesús. Al contemplarlo con
María y José descubramos el gran amor de la Sagrada Familia.
Pensemos si vivimos esas seis actitudes, especialmente estos días.
3) Para vivir
El Nacimiento de Jesús, es un evento universal que afecta a todos, pero que cada uno puede decir: Dios viene por mí.
Todo hombre, en lo profundo de su corazón, está llamado a buscar a Dios. El Papa nos invita a hacer nuestra la oración de san Anselmo (1033-1109): «Enséñame a buscarte y muéstrate a quien te busca; porque no puedo ir en tu busca a menos que tú me enseñes, y no puedo encontrarte si tú no te manifiestas. Deseando te buscaré, buscando te desearé, amando te hallaré y hallándote te amaré» (Proslogion, 1).