Novedades en el Rosario
Novedades en el Rosario, escribe Pbro. José Martínez Colín
Pbro. José Martínez Colín
Para saber
En momentos difíciles, la santa Madre Teresa de Calcuta aconsejaba: “Aférrate al Rosario como las hojas de la hiedra se aferran al árbol; porque sin nuestra Señora no podemos permanecer”. A su vez, San Juan Pablo II decía: “El Rosario me ha acompañado en los momentos de alegría y en los de tribulación. A él he confiado tantas preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo”. El Santo Cura de Ars confesaba “Con esta arma le he quitado muchas almas al diablo”.
Ahora, el Papa Francisco ha pedido incluir tres invocaciones marianas en las letanías del Rosario. Se trata de “Madre de Misericordia” (Mater misericordiae), “Madre de esperanza” (Mater spei) y “Ayuda de los migrantes” (Solacium migrantium).
El lugar que les corresponden en las letanías lauretanas varía: para “Madre de Misericordia”, es después de “Madre de la Iglesia”; para “Madre de Esperanza”, es después de “Madre de la Divina Gracia”; “Ayuda de los Migrantes” es después de “Refugio de los Pecadores”.
Para pensar
Después de que Japón empezó a ser evangelizado, se desataron crueles persecuciones contra los cristianos hasta casi exterminarlos. Japón quedó cerrada por siglos sin posibilidad de enviar misioneros. Sin embargo, cuando al fin pudieron entrar misioneros, pensaban que nadie tendría la fe y tendrían que empezar desde cero. Pero se llevaron una gran sorpresa al encontrarse con que había personas con fe. La fe no se había extinguido. Aún había un núcleo reducido de católicos que con gran sigilo seguían practicando la religión. Además de seguir bautizando ocultamente, el gran medio para esta maravillosa perseverancia había sido el Rosario, que continuaban rezando. Para esto tenían unas láminas que representaban los 15 misterios.
Para vivir
En una homilía reciente, el Papa Francisco advirtió que “la cultura del bienestar, nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los otros, nos hace vivir en pompas de jabón, que son bonitas, pero no son nada, son la ilusión de lo fútil, de lo provisional, que lleva a la indiferencia hacia los otros, lleva a la globalización de la indiferencia”.
Por ello, el Papa pedía a la Virgen María, “Ayuda de los Migrantes”, que nos haga descubrir el rostro de su Hijo en todos los hermanos y las hermanas obligados a huir de su tierra por tantas injusticias. Que lo reconozcamos en el rostro de los pobres, de los enfermos, de los abandonados y de los extranjeros. Buscar el rostro de Cristo constituye una actitud fundamental, pues es el objetivo de la existencia: “El rostro de Dios es nuestra meta y también es nuestra estrella polar, que nos permite no perder el camino”.
Así como desde el principio los discípulos de Jesús aprendieron a alabar a la ‘bendita entre las mujeres’ y a contar con su intercesión maternal, así nosotros acudimos a Ella. Que sea el consuelo de los afligidos, la compañía de los casados para que nunca falte en su hogar el amor y el respeto recíproco… “el Rosario es la oración que acompaña siempre mi vida; también es la oración de los sencillos y de los santos… es la oración de mi corazón”, aseguró el Papa Francisco.