Bajarlas de la nube: regular las redes
Bajarlas de la nube: regular las redes, escribe Ulrich Richter en #ColaboraciónEspecial.
Vivimos en la era digital, que para algunos inició con la llegada del internet apenas en los albores de la cuarta revolución industrial, la cual ha traído muchos cambios en diversos aspectos del quehacer humano, entre ellos la forma de socializar, de comunicarnos, de realizar transacciones comerciales y bancarias, y hasta la manera de informar.
La era tecnológica ha puesto en nuestras manos una de las herramientas de poder ciudadano donde nos volvemos actores y expresamos nuestra opinión, e incluso nuestra protesta o inconformidad con cualquier parecer preponderantemente de índole político o social. Estas herramientas se traducen en las plataformas que conocemos como redes sociales. El término "red social" fue acuñado en 1954 por un antropólogo llamado John A. Barnes. El concepto de red se define mediante dos elementos: los contactos y los vínculos existentes.
Vale la pena puntualizar que hoy en día, cuando se menciona a la red social entendemos que se trata de una red social virtual. Enseguida nos identificamos con Facebook, Viadeo, Twitter y LinkedIn por ser las más familiares. Para ser exactos, habría que diferenciar entre "redes sociales" y "medios de comunicación social". Del mismo modo, podemos disociar los medios de comunicación habituales de estos nuevos medios de comunicación que implican contenido interactivo y tecnológico.
Esta era digital también tiene su lado negativo, como lo diría el propio creador de la World Wide Web, Tim Berners-Lee: la desinformación se disemina fácilmente en internet. Uno de los temas que surgen cuando se habla de internet es la regulación, y actualmente de las redes sociales, pues su carencia hace que a menudo éstas sean un espacio para cometer actos ilícitos, entre otros, que pueden llegar a ser delitos. Los nombres de estos actos son diversos: delitos informáticos, ciberdelitos, delitos de las nuevas tecnologías, fraudes informáticos, cibercrimen, delitos cibernéticos, etcétera.
Cuando se debate sobre la regulación de internet los gigantes tecnológicos defienden a capa y espada que no se implemente para aprovechar este vacío y seguir acrecentando su poderío y riqueza.
Seguir, por así decirlo, en la nube donde no puedan ser sometidos al imperio de la ley. Desde mi punto de vista, regular internet es una tarea compleja. Las principales plataformas tecnológicas han establecido políticas para que los usuarios accedan a sus servicios, mismas que las manejan a su arbitrio.
Regular la red debe de tener un marco jurídico amplio que abarque, además del respeto a los derechos humanos, ser garante de la dignidad humana, derecho al olvido, de réplica, la censura a las fake news, y las prioridades siguientes: i) de índole antimonopólica, ii) los aspectos fiscales, ya que los gigantes tecnológicos acostumbran a utilizar paraísos con beneficios fiscales; ejemplo de ello es Google con la empresa Google Ireland Limited que usa para facturar el pago de algunos de los servicios que prestan en México, iii) el sometimiento a la Jurisdicción Mexicana, ya que algunos gigantes tecnológicos bajo el pretexto de que no tienen domicilio en México, y por así decirlo fuera de la jurisdicción de la mayoría de los países, no pueden ser tocados ni con el “pétalo” de una petición, porque simulan que no tienen oficinas en territorio nacional; todo ello es para evitar requerimiento alguno. Menos aún, quieran ser reguladas y, por ello, pretendan seguir en la nube.
Los colosos tecnológicos desafían no sólo a los usuarios sino a los gobiernos; la reciente censura a la cuenta de twitter de Trump ratifica que pretenden ser más poderosos. Por ello, en términos claros, hay que bajarlos de su nube.
@UlrichRichterM
Autor del libro "El Ciudadano Digital,
fake news y posverdad en la era del internet”.