Apuntes sobre el conflicto Armenia-Azerbaiyán
Apuntes sobre el conflicto Armenia-Azerbaiyán, escribe Mauricio Meschoulam
La paz no se limita a la ausencia de violencia. La paz entre las naciones no se reduce a detener o impedir las guerras. Eventualmente, los conflictos irresueltos tienden a resurgir. Lo que está sucediendo entre Armenia y Azerbaiyán es un triste ejemplo de lo anterior: una nueva crisis violenta que ahora es, además, alimentada por factores internos y externos específicos. En el texto de hoy, algunos apuntes al respecto:
1. La zona en disputa, Nagorno-Karabaj, es un enclave ubicado geográficamente dentro del territorio que la URSS asigna en los años veinte a la entonces República Soviética Socialista de Azerbaiyán, pero que está poblado mayoritariamente por armenios. En 1988, Nagorno-Karabaj, que ya era un territorio autónomo, decide escindirse de Azerbaiyán y, acto seguido, Armenia la incorpora bajo su protección. Esto desata enfrentamientos que continuarán y se intensificarán en 1991 cuando la URSS se desintegra.
2. Tras esta guerra, Azerbaiyán pierde el control de Nagorno-Karabaj y varios distritos colindantes, y el enclave se proclama independiente como República de Artsaj, aunque no recibe el reconocimiento internacional. La tregua de 1994 ha sido violada constantemente a lo largo de los años, incluidos choques el pasado julio, hasta llegar la mayor escalada militar desde 1994.
3. Ahora bien, además de ello, hay factores internos y externos que favorecen esa escalada. Estamos en medio de una pandemia que ha detonado infinidad de repercusiones económicas, sociales y políticas. Armenia y Azerbaiyán no están exentos de ellas. Factores como la caída en los precios del petróleo o el descontento social por la situación económica y política, inflaman los ánimos y generan incentivos para desviar la atención hacia enemigos externos y abrazar la bandera del nacionalismo.
4. Por otra parte, el Cáucaso es una zona rica en energía, rodeada de potencias regionales y globales que buscarán siempre tener un grado de influencia ahí. Además, varios de esos países ya tienen otros conflictos en diversas partes y ahora encuentran en esta guerra una razón más para enfrentarse.
5. Sin embargo, las alianzas y los respaldos son complejos. Por ejemplo, Armenia forma parte de una alianza militar liderada por Moscú. Sin embargo, el interés de Moscú va mucho más allá de respaldar a un solo bando de la contienda. El Kremlin busca desde hace años proyectarse más bien como un mediador. En cambio, Turquía (país que tiene una añeja rivalidad con Armenia) se ha convertido en la principal aliada de Azerbaiyán.
6. Otro caso: por su propia rivalidad con Irán, Azerbaiyán ha sido vista por Israel y Washington desde hace años como una línea de contención contra Teherán. Así, Azerbaiyán cuenta con armamento israelí y lo está utilizando en estos momentos contra Armenia. Al final resulta entonces que, Turquía e Israel, países que se encuentran regionalmente enfrentados, hoy parecen estar del mismo lado en esta guerra. Por su parte, Irán no sólo tiene buenas relaciones con Armenia, sino que en los últimos años también ha buscado acercarse a Bakú.
7. El resultado de esa telaraña de factores internos y externos es una espiral que se está saliendo de las manos. Pero aún si se detiene esa espiral, lo esencial es comprender que el correr de los años no "cura" los conflictos. Calmar las armas es siempre un primer paso. Trabajar en los factores que resuelven una disputa desde su raíz y fomentar los pilares que construyen una paz positiva son tareas más largas y pesadas, pero ineludibles para impedir que situaciones como ésta sigan ocurriendo.