Papa León XIV envía firme mensaje sobre la imagen de Jesús en su primera misa
En su primera misa como pontífice, el recién electo Papa León XIV, nacido en Estados Unidos como Robert Francis Prevost, ofreció un contundente mensaje sobre la figura de Jesucristo, al advertir contra interpretaciones distorsionadas que lo presentan únicamente como un “líder carismático o una especie de superhombre”.
Durante la ceremonia, celebrada este viernes en la Capilla Sixtina junto a los 132 cardenales del cónclave que lo eligió, el nuevo Papa cuestionó de forma indirecta a ciertas corrientes religiosas que, a su juicio, reducen la dimensión espiritual de Cristo a una visión superficial.
En su homilía, señaló que tal perspectiva podría llevar a los fieles a un “ateísmo práctico”, al alejarse del verdadero significado de la fe.
La misa comenzó a las 11:00 de la mañana (hora local) con el canto litúrgico Antiphona ad introitum. León XIV ingresó al recinto acompañado por diáconos y asistentes, y más tarde, tras la bendición papal, el coro vaticano entonó el tradicional Kyrie. Dos mujeres realizaron las primeras lecturas del Evangelio, marcando así un momento de apertura y renovación en la liturgia.
Sentado en el sillón utilizado anteriormente por el papa emérito Francisco, León XIV inició su homilía en inglés, su lengua materna, para luego continuar en italiano. Expresó que su misión no será defender posturas personales, sino devolver a Jesucristo un lugar central y significativo en una sociedad que, advirtió, ha priorizado valores como la tecnología, el dinero, el poder y el placer por encima de la fe.
El nuevo pontífice, de 69 años, liderará a partir de ahora a más de 1,400 millones de católicos en el mundo. Aunque estadounidense de nacimiento, posee también la nacionalidad peruana, fruto de su prolongada trayectoria pastoral en América Latina, lo que fortalece su vínculo con los fieles del sur del continente.
El mensaje de León XIV apunta a un papado orientado hacia la reflexión espiritual, el equilibrio doctrinal y una crítica serena al mundo contemporáneo, al tiempo que abre una nueva etapa en la historia de la Iglesia Católica.