La BBC defiende su imparcialidad ante amenazas de Trump
Dos de los más altos directivos de la cadena pública británica BBC, Tim Davie y Deborah Turness, dimitieron este fin de semana luego de que el periódico conservador The Telegraph publicara un informe interno filtrado con críticas a un documental que habría editado de forma “engañosa” un discurso de Donald Trump.
Este lunes, los abogados del mandatario estadounidense amenazaron a la BBC con una demanda de “no menos de mil millones de dólares” (760 millones de libras) si no se retracta del programa antes del viernes.
Tim Davie se desempeñaba como director general de la BBC desde septiembre de 2020 y tenía a su cargo las áreas editorial, operativa y creativa. Según reconoció este martes la propia cadena, Davie ya había enfrentado otras crisis, entre ellas una polémica con el comentarista deportivo Gary Lineker, un incidente con el dúo de pop rap Bob Vylan y críticas por el documental “Gaza: Cómo sobrevivir en una zona de guerra”. A su vez, Deborah Turness dirigía desde 2022 BBC News. Al frente de un equipo de unos seis mil empleados, supervisaba los programas de noticias y actualidad que emiten contenidos para casi 500 millones de personas en más de 40 idiomas.
Davie y Turness renunciaron al admitir que se habían cometido errores, aunque defendieron la “imparcialidad” de la cadena independiente.
La BBC precisó que el informe filtrado a The Telegraph fue elaborado por Michael Prescott, exasesor externo del Comité de Principios y Estándares Editoriales de la BBC, que dejó el cargo en junio.
El documento denuncia deficiencias en el enfoque informativo sobre temas transgénero, la guerra en Gaza y la edición de un discurso de Trump del 6 de enero de 2021, que habría sido presentado de manera que diera la impresión de que el mandatario instó a sus seguidores a atacar el Capitolio.
En su plataforma Truth Social, Trump agradeció a The Telegraph por “desenmascarar a estos ‘periodistas’ corruptos. Son personas muy deshonestas que intentaron manipular una elección presidencial. Para colmo, son de un país extranjero, uno que muchos consideran nuestro principal aliado. ¡Qué terrible para la democracia!”, escribió.
“Simplemente, no es verdad”, respondió el lunes el presidente del Consejo de la BBC, Samir Shah. No obstante, se disculpó por la edición de discurso, calificándola de “error de juicio”.
Shah refrendó en una carta su compromiso con la imparcialidad e independencia de la BBC, creada hace 103 años. “Me aseguraré personalmente de que la BBC continúe tomando las acciones necesarias para conservar la confianza del público al que servimos”, afirmó.
El documental, titulado “Trump: ¿Una segunda oportunidad?”, fue difundido en octubre de 2024, una semana después de los comicios que le dieron al magnate su segundo triunfo, sin que entonces se registrara ninguna reacción. De ahí que la filtración sea vista como una maniobra política.
En su edición del lunes, el periódico de centroizquierda The Guardian, planteó que la BBC “lleva años sometida a una presión creciente. Los críticos de derecha la acusan de tener una inclinación liberal, mientras que los de izquierda expresan su frustración porque su gestión se vio indebidamente influenciada por anteriores gobiernos conservadores y porque se ha dejado arrastrar a las ‘guerras culturales’ sobre temas como la raza, el sexo y el género”.
La edición de 2024 combinó fragmentos del discurso de Trump del 6 de enero en Washington. Shah admitió que “la manera en que se editó dio la impresión de una llamada directa a la acción violenta”, cuando lo que se quiso fue presentar los ejes del discurso en un “formato condensado”.
Como se recordará, el 6 de enero de 2021 una turba favorable al entonces presidente saliente, derrotado dos meses antes por el demócrata Joe Biden, irrumpió en el Capitolio, en lo que fue considerado un intento de autogolpe. Trump sería absuelto por el Senado tras ser acusado de “incitación a la insurrección”.
El exasesor Prescott comparó el discurso original de Trump con la versión emitida por la BBC: “Vamos a marchar hacia el Capitolio y vamos a animar a nuestros valientes senadores y congresistas”, dijo Trump. En el documental quedó: “Vamos a marchar hacia el Capitolio... y estaré allí con ustedes. Y lucharemos. Lucharemos con todas nuestras fuerzas”. Según Prescott, la frase “lucharemos con todas nuestras fuerzas” provenía de otra parte del mismo discurso, de unos 50 minutos, sobre la “corrupción” de las elecciones.
Prescott también denunció un supuesto sesgo antiisraelí en el servicio árabe de la BBC, al que acusó de ofrecer informaciones “engañosas” sobre la cifra de palestinos muertos en Gaza y el impacto de la hambruna.
Por su parte, Shah rechazó las acusaciones y afirmó que las denuncias de “parcialidad institucionalizada” de Prescott “están lejos de la verdad”. Aclaró, además que, en los casos en los que el Comité de Principios y Estándares detectó fallos, se adoptaron las medidas correctivas correspondientes.
El portavoz del primer ministro laborista, Keir Starmer, salió en defensa de la BBC y rechazó que la cadena esté “parcializada” o que sus periodistas sean “corruptos”.
La oposición ha aprovechado el escándalo: tanto Nigel Huddleston, responsable de Cultura del Partido Conservador, como Nigel Farage, líder del partido de extrema derecha Reform UK, acusaron a la BBC de “efectivamente parcial”. Farage reveló que había hablado con Donald Trump, quien le dijo: “¿Así es como tratan a su mejor aliado?”.
Es cierto que, como cualquier medio de comunicación, grande o pequeño, la BBC está expuesta a cometer errores: desde fallos técnicos, de verificación o de edición, hasta problemas de “falla institucional”, como ocurrió con el escándalo de los múltiples abusos sexuales de su presentador estrella Jimmy Savile, cuando la BBC evitó emitir un reportaje que lo acusaba.
Habrá que esperar la respuesta de Samir Shah a Trump, quien también ha sabido llevar agua a su molino: desde su irrupción en la política hace una década ha convertido a los medios críticos -CNN, AP, The New York Times, The Washington Post, Facebook, Twitter- en sus “enemigos”, con el fin de deslegitimarlos y erosionar la confianza pública.