Los soldados, los menos culpables, si es que les cabe culpa alguna

Hay días que el ser, duele.

Florestán

Todos los saldos de la tragedia del viernes en Tlahuelilpan, Hidalgo, son graves.

El primero, por supuesto, la muerte de casi un centenar de personas, que serán más por la gravedad de los 52 heridos, cuando ya veo el desarrollo de una tangente que busca desviar la atención del desastre, apuntando a los soldados que llegaron al lugar de la fuga antes de la explosión, cuando no se les puede endosar ni el conflicto ni la tragedia, soldados que en otros casos han sido asesinados por la base social de los jefes del robo de combustible y que cuando los han detenido tardan más en llegar a un juzgado que en estar de regreso en sus comunidades, en su actividad que, digan lo que digan, es delictiva: robar es un delito, robar combustible aunque sea como forma de vida también lo es.

Los soldados que llegaron al lugar de la fuga, no eran más de 25, la muchedumbre por cientos con tambos, los rebasaban por mucho, los insultaron y retaron a partirse la madre.

¿Qué alternativa tenían ante aquella multitud?

Sólo contenerlos a tiros o hacerse a un lado para evitarlo. No estaban en condiciones de más.

Su decisión fue la más sensata, evitar una matanza en la que ellos hubieran sido los asesinos y el pueblo bueno la víctima y de todos modos hubieran saqueado la fuga y explotado el ducto.

Sí, quedan muchas preguntas:

El tiempo que corrió entre que pidieron refuerzos y éstos llegaron y en qué número y el que transcurrió desde que en el tercer piso de Pemex registraron la fuga y cerraron el ducto que tampoco se sabe cuándo lo normalizaron pues lo habían cancelado en diciembre.

Pero culpar de la tragedia a 25 soldados superados por número y furia, es una infamia, intento fallido de eludir una tragedia sin antecedentes que quedará como referente: Tlahuelilpan.

RETALES

1. DUELO.- La cifra de muertos superará los cien; hay 52 heridos la mayoría muy graves y 68 restos humanos sin identificar.

Yo pregunto al presidente López Obrador, ¿no sería de justicia decretar unos días, al menos uno, de luto nacional?;

2. LANCE.- Antes de dictaminar en el Senado la aprobación de la Guardia Nacional, citarán en comisiones a los secretarios de Defensa, Marina y Seguridad Pública y también al fiscal Alejandro Gertz Manero.

Cuando el Presidente se declaró insatisfecho, llamó al Senado a corregir la exclusión de un transitorio; y

3. FINALMENTE.- Después de cuatro semanas, el Congreso de Puebla, controlado por Morena, designó como gobernador interino a Guillermo Pacheco Pulido, alcalde de la ciudad-capital de 1987 a 1990, dos veces diputado federal, una local, siempre por el PRI.

Protestó anoche y tendrá que convocar a elecciones extraordinarias antes de cinco meses.

El interinato se consuma a las cuatro semanas de la muerte de la gobernadora Martha Erika Alonso y su marido, el senador Rafael Moreno Valle.

Nos vemos mañana, pero en privado.

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