LA REVUELTA de los verdes chiapanecos no es cosa menor

LA REVUELTA de los verdes chiapanecos no es cosa menor y seguramente prendió focos muy rojos en el cuartel general de campaña de José Antonio Meade.

DADO lo reñido de la contienda presidencial, todo se reduce a una simple pregunta: ¿puede el PRI darse el lujo de perder el estado con el octavo padrón de votantes más grande del país?

A PESAR de la obviedad de la respuesta, la dirigencia que encabeza Enrique Ochoa, decidió jugársela con Roberto Albores Gleason. El detalle está en que se le hizo fácil pactar la alianza con Jorge Emilio González, el ex "Niño Verde", en lugar de lograr un acuerdo con la estructura del PVEM en Chiapas, que es cosa aparte.

ES CLARO que la imposición no gustó nada al gobernador Manuel Velasco, con todo y que éste hace tiempo marcó su distancia con la dirigencia nacional verde. La duda ahora es si buscarán que otro partido postule a su gallo, Eduardo Ramírez Aguilar, o si optarán por enfilar para otro lado el apoyo de toooda la estructura construida a lo largo del sexenio. Cualquiera que sea la decisión, serán malas noticias para los priistas. 

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LA PENÚLTIMA... ¿y nos vamos del Tlcan? Hoy amanece en Canadá el secretario Ildefonso Guajardo para el inicio de la sexta ronda de negociaciones, en un ambiente más bien pesimista.

LA PREVISIÓN de los expertos es que difícilmente se llegará a la séptima ronda como estaba programado, ya que, una de dos, o se pospone hasta 2019 o, de plano, Estados Unidos anuncia su salida del acuerdo comercial.

A ESTAS alturas queda claro que la decisión no depende de cuestiones económicas, sino de qué humor amanezca el autoproclamado "genio estable" que habita en la Casa Blanca.

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NO SE lo digan a nadie, pero por el lado del PAN están cocinando darle lugares preferenciales en la lista de senadores plurinominales a personajes ajenos al partido, como intelectuales y activistas. Uno de los nombres que suena, por ejemplo, es el de Javier Sicilia. Falta ver si el poeta y el resto de los nominados aceptan.

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ÉL LA LLAMÓ "tramposa" y la incluyó en la "pandilla de rufianes"; ella lo acusó de ser autoritario y de una "deleznable frivolidad" para calcular beneficios políticos. Pese a eso, hoy Andrés Manuel López Obrador y Gabriela Cuevas se abrazan como aliados.

TODO SEA porque la senadora dé el chapulinazo a San Lázaro, ya no por el PAN sino por Morena; y el precandidato presidencial pueda presumir de seguir redimiendo almas descarriadas. ¡Amén!

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