Gobierno de coalición en el presidencialismo: ¿una alternativa viable?

Por Miguel Ángel Monteverde Ávalos*

El debate sobre los gobiernos de coalición está en la agenda. El tema es un lugar común en el discurso político durante esta coyuntura política. No son pocos los personajes políticos de diversos flancos que han golpeado discursivamente al desgastado sistema presidencial mexicano. Sus narrativas cuestionan frontalmente los efectos perversos de un presidente minoritario: se alegan problemas de gobernabilidad, inestabilidad política, polarización, precarias negociaciones interpartidistas, entre otros. Una de las salidas que se propone es el gobierno de coalición, entendido este como una repartición del gobierno entre varias fuerzas políticas (multipartidista), a cambio de consolidar recursos y acciones gubernamentales comunes. A bote pronto, suena tentador, pero tratemos de matizar con experiencias latinoamericanas.

Un número significativo de presidencialismos en la región de América Latina han recurrido a la figura de coaliciones gubernamentales, con diversos resultados. En 7 países de la región han existido 30 gobiernos de coalición entre 1985-2015, de los cuales sólo 17 coaliciones sobrevivieron el mandato respectivo. Los casos de Chile y Uruguay sirven como ejemplos de éxito. En otras veces, las coaliciones han terminado con un rotundo fracaso, como es el caso de Argentina con Fernando de la Rúa (1999-2001). Entonces, ¿qué puede explicar que en algunos países funcionen las coaliciones gubernamentales, mientras que en otros sean un fracaso?

La literatura especializada pone interés en dos variables para intentar explicar la sobrevivencia de las coaliciones gubernamentales en el Cono Sur: la cultura política y la historicidad de los diferentes sistemas de partidos. Los argumentos jurídico-institucionales parecen insuficientes; una reforma a las instituciones y procedimientos no garantizan por sí misma la sobrevivencia de la coalición gubernamental en países presidencialistas. Por ejemplo, la cultura pactista y la tradición de cogobiernos en Chile democrático, parecen constituir elementos para entender el desempeño de su gobierno. Por el contrario, el fracaso de La Alianza en Argentina se explica por una falta de cultura de cooperación interpartidaria, debido a su histórica política de confrontación. Esto permite guiar nuestra reflexión sobre la viabilidad de un gobierno de coalición en México.

Al tratar con procesos de parlamentarización del presidencialismo mexicano, miremos las particularidades históricas. No basta con reformas y recetarios descontextualizados. Es pertinente tomar en cuenta la configuración de nuestro sistema político y su sistema de creencias, prenociones y valores que lo subyace. El tema debe superar la inmediatez de la coyuntura política 2017-2018. Y el primer paso es convocar a debate sobre la viabilidad de coaliciones gubernamentales en México. Por el momento, quedan más preguntas que afirmaciones.

Al tiempo.

*Maestro en Ciencias Sociales por El Colegio de Sonora. Estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales y Políticas por la Universidad Iberoamericana CDMX. Twitter: @MiMonteverde

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