Gil Zuarth, una baja en la arena política

La resignación no existe, es un deseo.
Florestán.

El martes, ya despedía la mesa de debate de “Si me dicen no vengo”, de ForoTV sobre la Ley de Seguridad Interior, en la que participaron el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida; el director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Pedro  Salazar; los diputados Martha Tamayo del PRI y Jorge Triana del PAN, y los senadores Luis Sánchez, coordinador de la bancada perredista y Roberto Gil Zuarth, que por la mañana había presentado su solicitud de licencia por las diferencias con la dirigencia de Ricardo Anaya, pero no renunciado al PAN, cuando le dije que si le podía hacer una pregunta:

-¿Te vas a ir de diputado?
-No -me respondió.
-¿Entonces vas a apoyar la campaña de Margarita Zavala?
-En lo que pueda -me contestó. Me voy a retirar de la política.
-¡¿Qué…?! -le dije asombrado.
-Eso, que me voy a retirar de la política.
-Pues eso es noticia -respondí, y vaya si lo fue.

Una de las mentes más brillantes y estructuradas no solo del panismo, sino de la política mexicana en los últimos quince años que fue diputado federal, subsecretario de Gobernación, aspirante a la dirigencia nacional del PAN, que lo derrotó Gustavo Madero y su camarilla; secretario particular del presidente Felipe Calderón, participante en tres campañas presidenciales desde Vicente Fox en 2000 y senador de la República hasta hoy que el pleno apruebe su licencia, me soltó que se retiraba de la política, cuando de la política los políticos no se retiran y menos a los cuarenta años.

Gil, un calderonista orgulloso, vetado por Ricardo Anaya y sus huestes, es un activo no solo del panismo, a lo que no renunció, pidió licencia a su cargo de senador de la República, es una baja en el escenario político nacional y una víctima más de la trituradora implacable del inminente candidato presidencial de la alianza PAN-PRD-MC y otro de los cuadros destacados que rompe con él por su carrera implacable por la Presidencia de la República en la que ha dejado una senda de heridos de los que ninguno ha muerto porque en su momento ignora que en política nadie se muere para siempre, aunque los quieran matar.

RETALES
1. REVANCHA.- Elba Esther Gordillo no olvida, a diferencia de Andrés Manuel López Obrador que dice que sí, su paso por la cárcel y por eso sus operadores, Fernando González, yerno, René Fujiwara, nieto, y Rafael Ochoa Guzmán, testaferro, se sumaron a la campaña del tabasqueño asegurándole el voto de los maestros del SNTE, que ya no controla;

2. ¿REBELIÓN?- No hubo tal rebelión en la granja priista, me aseguraron ayer los coordinadores parlamentarios del PRI en el Senado, Emilio Gamboa, y en San Lázaro, Carlos Iriarte. Son los jaloneos por las posiciones en los tiempos de selección de candidatos; y

3. 000.- Ese es el nivel del agente del Cisen balconeado por Ricardo Anaya en un recorrido por Veracruz. Lo que Alfonso Navarrete investiga es quién influyó en esa escena y por eso suspendió al subdelegado del Cisen en Veracruz de Miguel Ángel Yunes.

Nos vemos mañana, pero en privado.

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