Inversión del público, no del erario

Para la construcción del aeropuerto en Texcoco, la inversión pública es lo que paga hoy el público (cada viajero) en el vetusto Benito Juárez al operador Aeropuertos y Servicios Auxiliares como Tarifa de Uso Aeroportuario (44.07 dólares: ochocientos veintitantos pesos en viajes internacionales, 23.20: 426 pesos en vuelos nacionales), y que en el nuevo lo seguirá pagando al Grupo Aeroportuario de CdMx.

También se financia con los bonos verdes que emitió el Gobierno federal por seis mil millones de dólares (115 mil 680 millones de pesos), a plazos de 10 y 30 años con tasa promedio del 4.5%.

Es de particulares, pues, no del presupuesto, el dinero que se invierte en el NAIM.

De cancelarse la obra y pretender concesionarla, los tenedores exigirán la amortización anticipada de sus bonos porque su dinero no se estaría invirtiendo en el proyecto comprometido.

Será un negociazo, sí… perdido si se le cede a la iniciativa privada en vez de ser aprovechado por el Estado.

Y más: el efecto práctico sería un descrédito mundial y pérdida de confianza en México.

 

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