Olvido no significa paz

Con su portería desierta (y como siempre: nadie de Morena para defenderla), Andrés Manuel López Obrador le puso el balón casi en la línea de gol a José Antonio Meade.

El sábado en Quechultenango (Guerrero), uno de los diez municipios bajo control de la banda criminal de Los Ardillos, AMLO prometió:

"Vamos a explorar todas las posibilidades, desde decretar una amnistía, escuchando también a las víctimas, hasta exigir al gobierno de Estados Unidos que lleve a cabo campañas para aminorar el consumo de drogas. Vamos a hacer todo lo que se pueda para que logremos la paz en el país; para que no haya violencia. Se debe perdonar si está de por medio la paz y la tranquilidad del pueblo…”.

Más allá de que la amnistía (no es perdón, es olvido de los agravios) es facultad exclusiva del Congreso, tal gracia dejaría impunes decenas de miles de asesinatos y desapariciones.

En la oficialización de su registro, Meade aprovechó el disparate:

"Estamos del lado de las víctimas, no de los victimarios. Tenemos que anteponer la paz al conflicto y consolidar una cultura de respeto a la ley".
Fácil tirititiito…

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