La chamaqueada jarocha

La ridícula solemnidad con que el congreso de Veracruz utilizó la evidente vacilada de la delirante "solicitud" de Javier Duarte para que se le reinstalara "ipso facto" en la gubernatura del estado se antoja obra del mandatario electo, Miguel Ángel Yunes, para elevar la intensidad de la repulsa a su predecesor y la expectación por el anuncio que hará en su toma de protesta (dentro de dos semanas) que, dice, "cimbrará al país".

El supuesto escrito de Duarte fue leído por la presidenta de la Mesa Directiva, María Elisa Manterola Sainz, quien sin empacho dijo que la autenticidad del mismo estaba aún por certificarse.

¿Por qué darle lectura sin tener la certeza de que el documento era "legítimo"?

En la farsa cayó, muy explicablemente, la Procuraduría General de la República porque, dado que la diputada emplazó a Duarte a presentarse para "creer" que de verdad quería volver a la gubernatura, agentes de la Policía federal Ministerial hicieron el oso de apersonarse ante la sede del congreso estatal y hasta las cajuelas de los legisladores tuvieron que revisar.

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