Manque mi pegues yo ti quero

En el tema de las alianzas (no se arriesga a esbozar siquiera coaliciones de gobierno), el PRD vuelve a demostrar que no entiende palabras de uso común tales como humillación o desprecio. 

Masoquista irredenta, la dirigencia volvió ayer a ponerse de rodillas para suplicar por enésima ocasión que Andrés Manuel López Obrador le abra la puerta, con lo cual únicamente consiguió una medalla más con el reconocimiento de formar parte de la "mafia del poder".

Y el Partido del Trabajo (admirador de las tiranías de Venezuela y Corea del Norte), sin exponerse a más ridículo que el refrendar su ínfima calidad ética (hace pensar en el papel higiénico) luego de su bochornosa y estéril incondicionalidad en las elecciones mexiquenses, aseguró ir de comparsa con Morena el año próximo, pero igualmente con propósitos eminentemente electoreros, o sea: centaveros.

Convertido en el oscuro objeto del deseo, el partido de López Obrador se da el lujo de prescindir del único partido "de izquierda" que hay en México; de usar el membrete del PT a su antojo, y de afirmar que solito puede llegar a la Presidencia.

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