Eva es una de un montón

Eva Cadena peca de ingenuidad: siendo diputada con licencia recibió fajos de billetes y afirma que desconocía que no debía hacerlo, y asegura que devolvió el dinero quién sabe a quién.

Aspiraba a la alcaldía de Las Choapas cuando fue chamaqueada. ¿Ignoraba en serio que su conducta implicaba un indudable acto de corrupción?

"No cometí ningún delito", dice. "Nada tengo que ocultar…”.

Lo extraño es que acuse a la coordinadora de Morena en la Cámara federal de Diputados de ser la receptora, digamos, de las recaudaciones ilegales, no sepa el nombre de la mujer que la entrampó.

El ¡ah chingá! le viene a la medida para poner en duda que esté diciendo la verdad pero, viéndola y escuchándola, todo indica que… dice la verdad.

Su bochornoso caso debiera ser excepcional en los chiqueros legislativos pero, como todo, nos asomamos a pedacitos de una realidad que jamás abarcaremos.

Así de ignorantes de nociones elementales de Derecho y de ingenuos abundan en los congresos estatales y de la Unión.

Evas y Evos mantenidos del erario por hacer leyes que violan.

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