Visitantes incómodos

La buena noticia es que finalmente llegaron a la ciudad de México los secretarios de Estado norteamericanos, Rex Tillerson, y del Interior, John Kelly, para entablar conversaciones con el presidente Enrique Peña Nieto y funcionarios mexicanos.

La mala es que difícilmente ambos colaboradores de Donald Trump cederán un ápice en su propósito de expulsar a los once millones de indocumentados, entre ellos seis millones de origen mexicano, y de construir un muro a lo largo de la frontera.

Tanto Tillerson como Kelly vienen a todas luces en plan de informar al gobierno mexicano de los planes de Trump que todos conocemos desde antes de su campaña política.

Pero no de negociar ni de realizar cambios, al menos por el momento, en cuanto a las agresivas medidas recién anunciadas para la deportación masiva de migrantes así como las intenciones de establecer restricciones a las exportaciones mexicanas al vecino país.

Tillerson es un empresario millonario que llega a tan importante cargo sin experiencia previa en el sector público. En tanto Kelly es miembro retirado del Cuerpo de Marines con una larga y exitosa carrera militar en donde llegó a la jefatura del Comando Sur de Estados Unidos.

Tillerson fue director general de la petrolera Exxon Mobile del 2006 al 2016 en donde realizó una labor destacada, hizo negociaciones con México y su gobierno, pero especialmente se le recuerda por la relación cordial que estableció con el presidente ruso Vladimir Putin, ave de las tempestades en el mundo político.

A su vez Kelly es un conocedor de América Latina toda vez que lideró el Comando Sur del 2012 al 2016, cuyas tareas militares van desde el combate al crimen organizado hasta la ayuda en desastres naturales. Pero al igual que Tillerson su experiencia política es prácticamente nula.

Estos dos funcionarios intentarán convencer a sus homólogos mexicanos de las políticas de Trump luego de varias semanas de hondas divergencias y desencuentros entre ambos gobiernos en una de las peores crisis diplomáticas de las últimas décadas.

La última embestida ocurrió a unas horas de la llegada de estos visitantes incómodos cuando la Secretaría de Seguridad Interior anunció medidas drásticas para deportar a los indocumentados, bajo la premisa de iniciar una cacería humana con el propósito de sacar de los Estados Unidos a los once millones de migrantes sin documentos.

Por suerte dos acciones inhumanas e ilegales fueron descartadas: los indocumentados que no sean mexicanos no serán deportados a nuestro país y por el momento no se tocará a los 750 mil jóvenes que viven en Estados Unidos bajo el programa DACA, mejor conocidos como los “dreamers”.

Ante tan compleja realidad política y diplomática, al gobierno de México le quedan dos caminos que tomar en el corto plazo.

Uno será mantener la postura prudente, conciliatoria y hasta cierto punto pasiva que se ha seguido para esperar que sean las fuerzas políticas norteamericanas las que decidan sobre el futuro del gobierno de Trump.

Recordemos que para aumentar el número de agentes fronterizos, financiar el muro e imponer impuestos o aranceles a las importaciones mexicanas, se requiere la aprobación del Congreso.

La segunda ruta es emprender la contraofensiva con acciones legales que le duelan al gobierno norteamericano y lo obliguen a recular en sus planes. Hay infinidad de opciones en tal sentido, aunque existe el riesgo de abrir una caja de Pandora que difícilmente podrá ser cerrada.

Lo cierto es que México enfrenta a un gobernante impredecible que ha logrado engañar en medida a la sociedad norteamericana.

Dice el periodista inglés John Carlin que “a la mitad del pueblo estadounidense le es irrelevante hoy si las declaraciones que provienen del Ejecutivo son mentira.

Han abandonado la razón por la fe y, como ganado al matadero, se dejan engañar alegremente por el presidente y sus compinches”.

Todavía más, la escritora de origen ruso Masha Gessen sostiene que hoy en Norteamérica “la mentira es el mensaje” y que tanto Trump como Putin “mienten de la misma manera y con el mismo propósito: descaradamente, para imponer el poder a la verdad”.

Bueno al menos tienen algo en común con los políticos mexicanos, ya veremos el desenlace de esta intricada odisea fronteriza.

Noticia final
Una de cal por tantas de arena, la administración Trump desechó la acción del gobierno anterior que permitía a personas transexuales usar sanitarios y otras instalaciones públicas con base en sus preferencias sexuales.

La medida levantó en su momento enormes críticas de padres de familia que veían un riesgo para sus hijos, especialmente en los baños escolares.

TAGS: