Arrecia violencia en sexenio de EPN

¿Se acuerdan cuando los simpatizantes del PRI y del presidente Enrique Peña Nieto arremetían contra el gobierno de Felipe Calderón por haber promovido la guerra contra el narco con un saldo de miles de muertos a lo largo y ancho del país?

Pues resulta que en el primer semestre de este año y de acuerdo a cifras oficiales, es decir no inventadas por los medios, se registró un récord de 12,155 homicidios dolosos, la mayor cantidad para un periodo de seis meses en las últimas décadas.

Sólo en el mes de junio el número de muertes violentas ascendió a 2,234 con la agravante de que hoy en día, a diferencia de lo sucedido en el sexenio anterior, son muchas más las regiones del país afectadas por la violencia.

La información que fue divulgada la semana pasada por el Sistema Nacional de Seguridad Pública fue ampliamente destacada en los medios de comunicación extranjeros, especialmente en los diarios fronterizos de Estados Unidos.

Curiosamente los medios nacionales no brindaron gran difusión a tan terribles estadísticas, quizás porque los hechos violentos de Tláhuac, en donde fueron abatidos por la Marina ocho miembros del cártel local incluyendo a su líder Felipe de Jesús Pérez Luna, alias “El Ojos”, atraparon la atención del pueblo mexicano.

Lo cierto es que las acciones violentas del crimen organizado rebasaron de nueva cuenta la capacidad de las autoridades mexicanas. Hoy están sin control varias zonas de Tamaulipas, Michoacán, Guerrero, Sinaloa, Jalisco y Veracruz.

Para colmo se han añadido a este clima caliente y violento algunas ciudades que antes eran totalmente pacíficas y privilegiadas como Cancún y Playa del Carmen, en Quintana Roo; y Los Cabos, en Baja California Sur.

¿Alguien puede explicar cómo fue posible que estos polos turísticos que están aislados del país y que antes eran bien vigilados, hayan sido infiltrados por los capos del narcotráfico?

Pero la ola expansiva no se detiene ahí, el brote más reciente y dramático del crimen organizado se produjo en plena capital mexicana. Si leyó usted bien, en la señorial Ciudad de México, sede de los poderes federales y que hoy en día está plagada de delincuentes de alto calibre.

El operativo de la semana pasada en Tláhuac, en donde participaron 1,300 policías y marinos, demuestra el nivel de peligrosidad de los capos del narco quienes ya no temen enfrentar a la autoridad como sucedió en décadas anteriores.

Por suerte el gobierno mexicano se dio cuenta que es preferible atacarlos de frente a intentar una política de disimulo y tolerancia que a estas alturas del sexenio peñista queda muy claro que no les funcionó.

Efectivamente en el régimen de Calderón la guerra contra el narco fue despiadada y con un saldo enorme de pérdidas humanas y daños materiales.
Pero se consiguió controlar y reducir la criminalidad en regiones con alta presencia del narco como Ciudad Juárez, Torreón, Tijuana, Nuevo Laredo, Reynosa y Culiacán, entre muchas otras.

Hoy en día el panorama es desolador, en Tijuana suman en el año 852 homicidios y solo en el mes de junio se registraron 152 lo que indica que la violencia repunta a pasos agigantados.

Las matanzas se repiten día tras día en diversos estados de la República sin que exista un plan o estrategia bien diseñadas para poner un alto a esta gravísima espiral de violencia e inseguridad.

Lo más grave es que estamos a un año y medio del fin del sexenio cuando todos sabemos que las corporaciones policiacas y las dependencias de seguridad aflojan el paso ante la efervescencia política y electoral del cambio sexenal.

Apuntes varios…
Tenemos un enorme respeto a la investidura y a la misión del sacerdote, por ello nos dirigimos al señor Tomás Herrera para preguntarle: ¿por qué se empeña en deshonrar a esta sagrada profesión que Jesucristo instituyó para hombres valientes, castos y generosos? No se vale jugar y menos públicamente con el valor y la trascendencia de la vida sacerdotal… Vaya, vaya, ahora resulta que en Sonora también somos líderes de la nociva práctica de la ordeña de combustibles. Según la paraestatal Pemex, en el primer semestre del año Morelos encabezó con 159 el número de tomas clandestinas descubiertas mientras que Sonora se colocó en un segundo lugar con 55 tomas. Los “huachicoleros” sonorenses se ubican al margen de los poliductos Guaymas-Ciudad Obregón y Guaymas-Hermosillo.

José Santiago Healy
jhealy1957@gmail.com

TAGS: