Innovación mexicana

Hay semillas importantes sembradas para que México sea pionero en la transformación digital global

El mundo vive una transformación digital no menos impactante que la Revolución Industrial del siglo XIX. El internet y las nuevas tecnologías transforman todo, desde la manufactura de carros hasta las modalidades del comercio y el flujo de dinero. Y esta transformación también abre posibilidades a los países, las ciudades y las empresas a competir de nuevas formas, insertándose en este proceso de cambio.

Tradicionalmente México no ha sido un bastión de innovación, sino más bien un país fuerte en la manufactura de productos, lo cual se ha vuelto la base de la economía formal. Sin embargo, hay razones para creer que México sí puede insertarse más activamente en la transformación digital que se esta dando a nivel mundial, pero mucho dependerá de lo que pasa en los próximos años con los esfuerzos de emprendedores jóvenes que están tratando de explotar nichos creativos en la economía nacional y global.

Si México bien no ha sido una potencia tecnológica, históricamente sí ha tenido una industria de servicios de software importante, con Softtek como una de las empresas líderes del ramo a nivel global, y Guadalajara como sede de producción y cada vez más de diseño de empresas tecnológicas globales como Intel, Cisco, Tata, HP y otros basando operaciones importantes en esa ciudad. Gracias a esta presencia, y una base manufactura cada vez más sofisticada en producción automotriz, aeronáutica y electrónica en México, se ha empezado a formar ingenieros y administradores de gran capacidad en México, si bien la mayoría todavía ligados a industrias tradicionales manufactureras.

Pero algo interesante ha empezado a pasar en Guadalajara, la Ciudad de México y otras ciudades de México, con el inicio de una cultura de startups mexicanas -es decir, empresas pequeñas y nuevas que buscan encontrar espacio en el mercado digital. La mayoría de estas empresas siguen siendo muy chicas y frágiles, apenas empezando a consolidarse, pero también hay algunos casos recientes de éxito en que estas empresas llegan a escalas mucho mayores, como Kueski, que ofrece préstamos por internet, Conekta, un servicio de pagos en las tiendas Oxxo que permite que los mexicanos sin tarjetas de crédito acceden al comercio electrónico y, próximamente, Unima, que diseñó un producto digital que ayuda en el diagnóstico de enfermedades infecciosas. Y hay muchas otras empresas de pequeña escala esperando sobresalir como, por ejemplo, RIGS, que creó el primer mercado mexicano de autopartes en línea, www.mirefaccion.com.mx.

También Silicon Valley, la zona de innovación entre San Francisco y San José, California, donde se crearon Google, Facebook, Twitter y muchas de las otras empresas más importantes de la transformación digital, está tomando nota de lo que esta pasando en México, contratando a diseñadores y programadores mexicanos para apoyar a sus empresas desde México. Y hay un par de empresas muy exitosas de Silicon Valley, Ooyala y Wizeline, fundados por Bismark Lepe, un hijo de migrantes mexicanos, que han decidido basar sus operaciones principales en Guadalajara y promover que otros los sigan.

Para que se dé esta efervescencia, ha sido fundamental contar con espacios y grupos donde los emprendedores se encuentran y comparten experiencias. La innovación depende de que haya un denso grupo de personas dispuestas a compartir ideas y apoyarse mutuamente, además de acceso a inversionistas dispuestos a ayudar a llevar estas empresas a escala, algo que también empieza a existir en México. En México grupos como Hackers/Founders en Guadalajara y 500 Startups en la Ciudad de México sirven como puntos de encuentro entre emprendedores e incuban nuevas empresas que van empezando. Estos espacios también sirven como laboratorios donde se va creando una cultura de innovación, con sus propios códigos y entendimientos, y se van construyendo lazos con otros centros de innovación en el mundo, incluyendo Silicon Valley.

Sería prematuro predecir si México tendrá o no éxito en volverse una potencia de innovación tecnológica, y hay muchas barreras todavía para que esto se de en gran escala, pero ya es claro que hay semillas importantes sembradas y oportunidades de cultivarlas para que México sea pionero en esta transformación digital global.

Andrew Selee

Vicepresidente ejecutivo del Centro Woodrow Wilson

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