Indigna la violencia escolar

Las balaceras y el uso de armas al interior de las escuelas norteamericanas se salieron del control de las autoridades.

No hablamos solo por la matanza del pasado 14 de febrero en la preparatoria de Parkland, Florida, donde murieron 17 personas por la agresión armada de un estudiante expulsado.

En realidad nos referimos a que estas acciones son más comunes de lo que parece. En lo que va del año van por lo menos 17 incidentes con armas ocurridos en escuelas y universidades.

El segundo más grave del año sucedió el pasado 23 de enero en Kentucky en donde un estudiante de quince años disparó mortalmente contra dos de sus compañeros e hirió a veinte más. Los estados con más tiroteos en escuelas desde enero son Texas (3), California (2) y Michigan (2).

Si realizamos un recuento de lo ocurrido en los últimos cinco años veremos con sorpresa que el número de agresiones armadas asciende a 290 con un saldo de más de cincuenta fallecidos.

Los casos más graves registrados en las últimas décadas se remontan a abril de 1999 cuando dos estudiantes mataron a 13 personas e hirieron a 23 más en la escuela Columbine, en Colorado.

En abril del 2007 un joven sudcoreano ejecutó a 32 estudiantes y profesores antes de suicidarse en la Universidad Politécnica de Virginia.

En diciembre de 2012 un joven desequilibrado mató a su mamá y luego asesinó a veinte niños y seis adultos en un colegio de Newton, Connecticut.

Se trata, pues, de un asunto gravísimo de seguridad interna en pleno territorio norteamericano y en un espacio tan sensible como son los planteles educativos.

Hasta la fecha son realmente mínimas las acciones tomadas por las autoridades para impedir estas balaceras y matanzas, sin embargo podría suceder -así lo esperamos- que el incidente de Parkland, Florida, se convierta en la gota que derrame el vaso de la paciencia norteamericana.

Varios elementos se enlazan para ello. El primero que la agencia del FBI cometió un error imperdonable al no investigar una llamada que advertía que Nikolas Cruz, autor de la matanza, poseía armas, mostraba una conducta errática, expresó el deseo de matar personas y escribió mensajes violentos en redes sociales incluyendo la idea de realizar un tiroteo en una escuela”.

El propio presidente Donald Trump acusó al FBI por no haber impedido la masacre tras la denuncia telefónica recibida el pasado mes de enero. “Es una verdadera pena que el FBI haya omitido todas las señales enviadas por el tirador del colegio de Florida. No es aceptable”, sentenció el mandatario.

La acusación de Trump ocurre en medio de las investigaciones intensas que realiza el FBI en contra de su gobierno por la supuesta injerencia rusa en los comicios del 2016. Por supuesto que al exhibir al FBI, el mandatario se está disparando un balazo en su píe.

Por todo lo anterior y para salir al paso de la indignación de la sociedad norteamericana por la violencia en escuelas, Trump asumió un papel protagónico en esta crisis en donde se pretende -esperemos que finalmente- una solución drástica y definitiva al uso de armas por parte de jóvenes.

Este miércoles Trump encabezó en la Casa Blanca una reunión con víctimas y familiares de los tiroteos de Newton, Columbine y Parkland, hasta ahora los casos más emblemáticos de los últimos veinte años.

Ahí se propusieron distintas medidas, desde una regulación estricta y efectiva en la venta y uso de armas, hasta la detección oportuna de enfermos mentales con posibilidad de emprender ataques a escuelas.

Uno de los presentes comentó que Estados Unidos no ha querido atacar de frente el problema toda vez que existen países como Australia que lograron eliminar de tajo los ataques armados en centros escolares.

Ser trata, sin duda, de un paquete duro y pesado para Donald Trump, quien ya mostró un particular interés en atender este complejo asunto, sin embargo pronto sabremos si su intención es real o simplemente busca desviar la atención ante tantos conflictos que vive su gobierno.

Sin olvidar que Trump ha sido un sólido aliado de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), organización que se opone terminantemente al control de armas de fuego.

Apunte final…
¿Acaso creyeron que en las intercampañas se viviría una etapa de paz y armonía entre los candidatos y sus partidos? Con este ritmo agitado del proceso electoral los mexicanos terminaremos por demandar el adelanto de las elecciones para mayo o principios de junio.

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