#RelatosDeLaFrontera | Razones y rencores en la lucha del Yaqui

yaquisexpreso09012017wwwPor Ismael Valencia Ortega*
Larga y sórdida lucha fue la de la etnia Yaqui, contra un gobierno convencido de someterlos y exterminarlos, pero también ante una sociedad permeada por un discurso que dibujaba a esa cultura como enemiga del progreso y modernidad.

La historia del enfrentamiento estuvo marcada con abundancia de peyorativos raciales y una lógica de incomprensión de las razones yaquis, que encontraban en la espiritualidad de sus tierras la justificación para su ardiente defensa.

Tantos siglos de luchas llevarían la guerra más allá de sus ancestrales territorios, expandiéndose sobre todas las comunidades sonorenses, valiéndose de sus llamados parientes que laboraban en haciendas y ranchos, los que la apoyaban mediante abastecimiento e información a su paso por los pueblos.

Más allá de la personalidad o leyenda de guerreros, el yaqui, como ser humano común, aportó algo más que su capacidad de trabajo como mano de obra, dejando su impronta cultura en la misma sociedad que lo negaba, mediante elementos de su lenguaje que aún hoy pasan desapercibidos.

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La narración de Agustín “El cuervo” Zamora en su crónicaLa Cohetera mi barrio” son el doloroso recuerdo, en el que vierte lágrimas de su convivencia en Hermosillo con niños yaquis que fueron víctimas de tortura, y que en solidaridad, lanzaron piedras contra los soldados que protegían las propiedades de los generales y caciques. Premonitorio la calificó como un antecedente de la revolución, porque la rebelión y la resistencia, nunca fue paralizada.

Incluso, algunos de los ataques yaquis a propietarios de ranchos o haciendas eran reacción contra actos como el premeditado envenenamiento mediante el consumo de mezcal, como aparente acto de cordialidad en sus días de fiesta o al concluir las temporadas de cosechas, como los sucedidos el 14 de enero de 1906:

Supongo que ya sabrán que los yaquis asesinaron en un rancho cerca de San Javier a un Sr. Sánchez junto con su esposa y dos vaqueros, llevándose cautiva a una niña de 13 años que era la única hija que tenían.- Dicho Sr. Sánchez es el individuo aquél que envenenó no hace mucho a unos 15 yaquis con una damajuana de mezcal y según parece estos yaquis lo asesinaron con toda su familia por vengarse del envenenamiento.- También el superintendente del mineral de la Sultana, cerca de San Miguel de Horcasitas, se ha extraviado cerca de Pesqueira y se supone que lo hayan matado los yaquis.

Lo sucedido fue uno de tantos actos donde los rencores mutuos llevaron a la confrontación. El temor y el miedo rondaban durante los años de 1906 a 1908 en los pueblos aledaños a Hermosillo. El camino para que se disolvieran aún era largo.

Por Ismael Valencia Ortega*Doctor en Historia por la Universidad de Sonora

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