Se divide la 4T: ¿mandará AMLO o Sheinbaum?

"Se divide la 4T: ¿mandará AMLO o Sheinbaum?", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras.

Una pregunta sobre el futuro inmediato de su movimiento y sobre quién tendrá el mando real y las decisiones a partir del 1 de octubre de 2024, cuando termina la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, está dividiendo las opiniones y a los grupos al interior de la 4T. De un lado hay una corriente, formada en su mayoría por los dirigentes de línea más dura, los llamados “puristas” o “radicales” del lopezobradorismo que sostienen que, aun cuando concluya su mandato, el tabasqueño seguirá siendo quien decida y defina cargos, nombramientos y quien dicta la línea a seguir por la próxima administración; mientras que de otro lado, los más moderados y el equipo cercano que rodea a Claudia Sheinbaum y que trabaja en su campaña, sostienen que el liderazgo, los nombramientos de su gobierno y todas las decisiones le corresponderán sólo a la doctora si ella gana la Presidencia.

Es tan real la división que está surgiendo al interior del partido gobernante, que un gran número de secretarios y directores del actual gabinete de López Obrador apuestan y juran que continuarán en sus cargos, aun después del 1 de octubre y a que el actual Presidente le ordenará a Sheinbaum que ratifique a varios de los actuales titulares en dependencias importantes de la administración federal. Son varios los titulares, según nos dice un integrante del gabinete, que dan por hecho su continuidad transexenal en el cargo en dependencias como Pemex, Segob, Relaciones Exteriores, entre otras, estarían buscando repetir en un eventual próximo gobierno de Morena.

Del otro lado, en el círculo de colaboradores cercanos de la candidata Claudia Sheinbaum, rechazan completamente la idea de que la “continuidad” del movimiento lopezobradorista, signifique la aceptación de un Maximato en el que la doctora, si gana la Presidencia, aceptaría que se le impongan, aun viniendo del presidente López Obrador, los nombramientos importantes de su eventual gabinete y equipo de trabajo. “Una cosa es que Claudia sea cuidadosa y que evite confrontarse con el Presidente porque sabe que no le conviene – ni por posibles represalias ni porque al final su triunfo depende de la popularidad del Presidente— y otra muy distinta es que si ella llega al poder esté dispuesta a compartirlo con su jefe político, al que le tiene toda la lealtad, pero no permitirá que pretenda manejarla y ordenarle cómo manejar el gobierno”, comentó un integrante del cuarto de guerra de la abanderada morenista.

Los claudistas más cercanos sostienen incluso que ni siquiera se debe dar por hecho que las coordinaciones parlamentarias de Morena en la próxima legislatura ya tengan nombres definidos. “Ni Adán Augusto ni Monreal y mucho menos Marcelo, deben dar por hecho que serán, inevitablemente los líderes morenistas en el Congreso. Si bien hay pactos y acuerdos que provienen del proceso interno de Morena, las decisiones en su momento dependerán de la estrategia de gobierno de la doctora y, si alguno de ellos no encaja en esa estrategia no llegarán a las posiciones de liderazgo en el Congreso”, nos comentó la fuente del equipo de campaña.

En medio de esas diferencias que están ocurriendo al interior de la clase gobernante, hay otro tema en el que también se puede apreciar esa división entre los que buscan que se perpetúe el liderazgo de López Obrador más allá de su sexenio y los que pretenden continuar programas, postulados y políticas de la auto nombrada “transformación”, pero a partir de un nuevo liderazgo de quien ocuparía la Presidencia de la República, en el que pueda imponer su propio sello y su estilo personal de gobernar.

Al final el mismo tema que está dividiendo a las cúpulas gobernantes de la 4T es también la gran incógnita y pregunta que se platean muchos mexicanos, simpatizantes o incluso opositores del actual régimen: ¿Quién gobernará a partir del 1 de octubre si Morena y su candidata ganan la elección presidencial?

Porque a partir de que Sheinbaum se ha disciplinado en todo y se ha mimetizado con el discurso y las posiciones del actual Presidente, cabe la duda de si López Obrador cumplirá sus promesas y discursos de que él no aspira a un Maximato, ni a ejercer un liderazgo moral o un cacicazgo después de su sexenio y si Claudia Sheinbaum ejercerá la Presidencia, de ganar la próxima elección del 2 de junio, o si se dejará imponer decisiones y lineamientos por parte del expresidente, o si llegado el momento tomará distancia de su tutor político y se asumirá como la ganadora de la elección y por lo tanto como quien debe ejercer el poder con su propio estilo y sus propias decisiones.

Si ni siquiera los que están hoy en el gobierno y ocupan cargos de alto nivel tienen claro quién va a mandar realmente en una Presidencia que encabezará Sheinbaum. Quiere decir entonces que hay elementos para la incertidumbre de si volveremos a vivir un Maximato, al más puro estilo callista y priista, o si la primera mujer presidenta, si resulta ser electa la candidata de Morena, tendrá el margen suficiente para ejercer el poder sola y sin la supervisión o el yugo de quien la hizo candidata y le ayuda en su campaña… Escalera doble mandaron los dados para cerrar semana. Felices vacaciones y descanso para los amables lectores.